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5 comportamientos que los jóvenes deben evitar para prevenir la pérdida de audición en la edad adulta

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Los adolescentes y jóvenes de hoy están más expuestos que nunca a sonidos recreativos que pueden generar pérdida de audición, especialmente por el uso prolongado de auriculares, videojuegos, streaming de música y entornos ruidosos como fiestas o discotecas. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que hasta mil millones de jóvenes de entre 12 y 35 años podrían sufrir daños que a largo plazo podrían derivar en pérdida de audición debido a sus hábitos de escucha en entornos recreativos.

Aunque estos hábitos pueden parecer inofensivos o formar parte del crecimiento, con el tiempo pueden provocar pérdida de audición, a menudo sin que los padres se den cuenta. Por ello, es fundamental que los cuidadores estén atentos a los comportamientos peligrosos de niños y jóvenes. GAES, una marca de Amplifon, comparte cinco hábitos comunes que los jóvenes deben evitar – o reconsiderar – para mantener su audición segura en el futuro.

1.      Escuchar a un volumen alto con auriculares o cascos

Utilizar los auriculares al máximo volumen, sobre todo durante largos periodos de tiempo, puede causar daños graduales en el oído interno, aunque los efectos no se noten inmediatamente. Para proteger el oído, es fundamental adoptar la regla 60/60: mantener el volumen por debajo del 60% del máximo y limitar el uso a 60 minutos seguidos.

2.      Pasar tiempo en ambientes ruidosos sin protección

Los conciertos, las discotecas, las fiestas o incluso los acontecimientos deportivos ruidosos forman parte de la vida de los jóvenes, pero sin la protección adecuada, estos entornos pueden dañar la audición con el tiempo. Utilizar tapones para los oídos o hacer pausas sonoras durante estos eventos puede reducir significativamente el riesgo.

3.      Utilizar copitos de algodón para limpiar el conducto auditivo

Los copitos pueden parecer inofensivos, pero pueden empujar el cerumen hacia el interior del conducto auditivo o incluso dañar el tímpano. Esto aumenta el riesgo de infecciones o problemas auditivos a largo plazo. El oído se limpia solo, por lo que deben evitarse los copitos de algodón.

4.     Ignorar los signos físicos de malestar por el ruido

Taparse los oídos en ambientes ruidosos, quejarse de zumbidos en los oídos (tinnitus) o mostrarse irritable después de realizar actividades ruidosas pueden ser signos físicos de sensibilidad al sonido o de fatiga auditiva precoz.

  1. Ignorar las revisiones auditivas rutinarias

Muchos jóvenes sólo se someten a pruebas de audición cuando surge un problema, pero las revisiones auditivas periódicas son una parte fundamental de la prevención. Al igual que la vista o el cuidado dental, la audición debe controlarse a lo largo del tiempo, especialmente en el caso de las personas expuestas con frecuencia a ambientes ruidosos. Un control temprano puede ayudar a detectar los primeros signos de estrés antes de que se produzca un daño real.

La detección temprana de una posible pérdida auditiva en los niños puede suponer una gran diferencia en su desarrollo y bienestar. Escuchar con atención, observar su comportamiento y actuar con responsabilidad son claves para proporcionarles el apoyo que necesitan. Ante cualquier señal de alerta, lo más importante es acudir a un audioprotesista que pueda realizar una evaluación adecuada y orientar los pasos a seguir. La prevención y la intervención temprana son fundamentales para proteger algo tan valioso como su capacidad de oír.