Colombia es un mercado con un enorme potencial para el desarrollo de proyectos de energías renovables. Según ClimateScope de BloombergNEF, el país se encuentra entre los 15 mercados emergentes más atractivos para proyectos de transición energética. Ante los desafíos que plantea la crisis climática, es fundamental comprender este concepto y las estrategias que se están implementando por parte de los principales actores del sector energético.
La transición energética requiere esfuerzos concertados de sectores clave. El Acuerdo de París estableció el objetivo claro de limitar el calentamiento global a un rango de entre 1,5 y 2 grados Celsius. Frente a este desafío monumental, se han desarrollado soluciones de bajas emisiones de carbono y se han creado nuevos mercados. Sin embargo, hasta la fecha, estos esfuerzos no han sido suficientes.
«El verdadero reto de la transición energética es aumentar la producción y la eficiencia de la red, conectar más energías renovables de manera efectiva y garantizar que las emisiones no aumenten en paralelo», declaró Andrés Diaz, director de Power Systems NAC, de Schneider Electric.
Numerosas naciones, territorios, ciudades y empresas están estableciendo objetivos de neutralidad de carbono, y las tecnologías libres de carbono están ganando competitividad en diversos sectores económicos. Actualmente, representan ya el 25% de las emisiones totales.
Las grandes empresas de petróleo y gas están en proceso de transformación para convertirse en empresas energéticas integradas. Estas compañías buscan diversificar sus ingresos y operaciones mientras mantienen los flujos de dividendos y las valoraciones de acciones basadas en su legado de hidrocarburos. Para lograrlo, necesitan cambiar rápidamente sus modelos operativos, mejorar las capacidades de gestión del carbono y comprender aspectos clave como la producción y reducción de carbono en sus productos, así como la comunicación efectiva de esta información a reguladores, inversores y consumidores.
Además, las empresas de petróleo y gas deben tener en cuenta la valoración de los inversores sobre el carbono y su impacto en las valoraciones y la financiación. En un contexto donde la sostenibilidad y las prácticas respetuosas con el medio ambiente son cada vez más valoradas por los inversores, la capacidad de las empresas para gestionar y comunicar sus emisiones de carbono se convierte en un factor crítico para su éxito futuro.
La transición hacia un futuro sostenible implica considerar tanto el suministro como la demanda de energía. Según el enfoque de Net Zero de la Agencia Internacional de Energía (AIE), un tercio de las reducciones de emisiones necesarias en esta década deben provenir de un consumo de energía más inteligente y eficiente. Afortunadamente, las soluciones energéticas del lado de la demanda, respaldadas por la digitalización y la electrificación, están cada vez más disponibles y aceptadas.
La conclusión es clara: una transición energética justa, impulsada por la eficiencia energética y facilitada por la digitalización y la electrificación, no sólo puede acelerar significativamente la descarbonización, sino que también puede abordar la crisis energética, reducir los costos y aumentar la seguridad del suministro.