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¿Cómo cambió la forma de jugar de una generación entera?

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Hubo un tiempo en que jugar era sinónimo de reunirse frente a un televisor, conectar cables y negociar turnos con los hermanos. Hoy, tan solo con un par de toques en una pantalla o un dispositivo portátil son suficientes para acceder a miles de títulos, competir con personas de todo el mundo y, a veces, hasta trabajar. El juego ya no es un momento aparte: es parte del día a día digital.

El salto generacional se nota en cada hogar. Los que crecieron con un Nintendo 64 o un PlayStation 2 hoy combina su jornada laboral con una partida rápida de Halo Infinite o Valorant desde un dispositivo portátil. La tecnología no solo cambió la forma de jugar, sino también el lugar que ocupa el ocio en la vida cotidiana. Ya no hace falta un televisor ni una consola fija; ahora el juego cabe, literalmente,  en la mano. Y puede conectar sin dificultad a la pantalla principal.

En esa evolución, la ROG Xbox Ally, desarrollada por ASUS Republic of Gamers (ROG) junto a Microsoft Xbox, se convirtió en símbolo de una nueva era. Más que una consola, es una computadora completa con Windows 11, capaz de ejecutar aplicaciones de trabajo, edición o streaming. Una máquina que entiende correr títulos de Xbox Game Pass, Steam o Epic Games, pero también de la vida digital actual: híbrida, acelerada y sin fronteras entre el ocio y la productividad.

Su pantalla Full HD de 120 Hz, sus 24 GB de RAM y 1 TB de almacenamiento en la versión Ally X la ubican entre los dispositivos más potentes del segmento portátil. Pero el interés no está solo en sus cifras, sino en lo que representa: la posibilidad de jugar como antes, con la intensidad de una consola tradicional, pero en cualquier parte.

Según datos de IDC Latinoamérica (2025), en Colombia el mercado de dispositivos portátiles para entretenimiento creció cerca de un 20 % en los últimos dos años, impulsado por la demanda de jóvenes profesionales y creadores de contenido que buscan equipos capaces de acompañar su ritmo de vida digital. Lo que antes era un lujo para gamers especializados ahora se ha vuelto parte del ecosistema tecnológico doméstico.

Más allá de la nostalgia por los cables y los cartuchos, el cambio revela algo más profundo: el juego se ha democratizado. Ya no se limita a una sala ni a un horario. Atraviesa pantallas, edades y plataformas. En esa transición, dispositivos como la ROG Xbox Ally no son solo un avance técnico, sino un espejo de la época: una generación que no separa el trabajo del entretenimiento, porque ambos ocurren en el mismo espacio digital.

Del televisor a la mano, el juego se volvió portátil, personal y permanente. Y, con ello, una generación entera transformó su manera de divertirse… y también de estar conectada con el mundo.