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Más allá de infraestructuras rotas: Swiss Re explora los efectos en cascada de las catástrofes naturales y otros riesgos emergentes clave

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El mundo se enfrenta a múltiples crisis interconectadas que provocan riesgos cada vez más complejos, según el 12º informe SONAR sobre riesgos emergentes de Swiss Re. Explora temas críticos del futuro para fomentar una mejor comprensión de los riesgos nuevos o cambiantes, sus interacciones y dependencias.

Patrick Raaflaub, Group Chief Risk Officer del Swiss Re Group, menciona: «Vivimos en un mundo caracterizado por crisis interconectadas, que a su vez pueden dar lugar a nuevos riesgos. Para las reaseguradoras, es clave anticiparse a las tendencias y comprender cómo los grandes problemas mundiales, como el cambio climático, la incertidumbre económica o la agitación geopolítica, podrían repercutir no solo en el sector, sino también en la sociedad en su conjunto.»

Las catástrofes naturales son cada vez más frecuentes y severas. Mientras que las inundaciones, los incendios forestales y las tormentas pueden provocar daños materiales y pérdidas de vidas humanas, los efectos en cascada de estos fenómenos plantean riesgos adicionales. Los incendios forestales pueden afectar a la infraestructura hídrica contaminando las fuentes de agua o cortando el acceso a la misma. Asimismo, las inundaciones y las tormentas pueden dañar las redes de energía e interrumpir las redes de transporte, paralizando las líneas de producción por falta de energía, lo que conlleva pérdidas de tiempo de producción, deterioro de los materiales y retrasos en las entregas. Si las infraestructuras críticas y las cadenas de suministro se ven afectadas, la acumulación de daños puede ser considerable.

Aunque la seguridad de las cadenas de suministro era una prioridad para las empresas tras las perturbaciones a gran escala causadas por la pandemia de COVID-19, la atención ha vuelto a centrarse en el ahorro inmediato de costes. La presión de los costes ha aumentado, pero también lo han hecho los riesgos para las cadenas de suministro, como ejemplifica la crisis del Mar Rojo. Debido a la mayor volatilidad del panorama geopolítico, la frecuencia cada vez mayor de las catástrofes naturales, la incertidumbre económica y el aumento de los riesgos cibernéticos y tecnológicos, es probable que las principales rutas de suministro de todo el mundo sean cada vez menos seguras. Dada la situación actual y las perspectivas negativas de estos factores de riesgo, la capacidad de recuperación de la cadena de suministro debería ser una de las prioridades de las empresas. Si los riesgos se acumulan o coinciden con una cadena de suministro ya estresada, las consecuencias económicas podrían ser importantes.

El cambio climático y la interrupción de la cadena de suministro también afectan a la infraestructura sanitaria, agravada por la constante infrafinanciación de los sistemas sanitarios. Los servicios esenciales, como el suministro de agua, saneamiento y electricidad, pueden verse comprometidos en escenarios climáticos más extremos que provoquen un mayor riesgo de inundaciones frecuentes y otros fenómenos perturbadores. El debilitamiento de los servicios sanitarios aumenta los riesgos para las sociedades, ya que una atención tardía o inadecuada contribuye a una mayor morbilidad y mortalidad, y por tanto también repercute en las economías por el aumento del absentismo laboral relacionado con la salud y la escasez de personal. La infrafinanciación de los sistemas sanitarios y sus repercusiones son evidentes tanto en los países de renta baja, como en los de media y alta.