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Movilidad para todos: perritos que vuelven a caminar

Automotores Toyota Colombia comprometido con su visión de movilidad para todos dona a 83 perritos, sillas de ruedas para la recuperación de su movimiento y mejora de su calidad de vida

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Detrás de dos orejitas y una nariz mojada se esconde la historia de vida de un perrito que por diferentes motivos ha perdido la capacidad de moverse por sí solo. Estas son las memorias de algunos de los 83 peludos que recibieron una silla de ruedas por Automotores Toyota Colombia en alianza con NucleumPet y que, gracias a esta donación, están recuperando la libertad de desplazarse para probar que la movilidad debe ser para todos.

“Desde Automotores Toyota Colombia trabajamos enfocados en una #MovilidadParaTodos que supere nuestras propias expectativas. En esta ocasión, explorar nuevas alternativas de movilidad para animalitos fue un reto que nos atrevimos a aceptar junto a NucleumPet. El proceso nos motivó, pero el resultado nos confirma que nuestra labor está orientada en ofrecer a Colombia, más que vehículos, opciones de desplazamiento que se adapten a las condiciones físicas, económicas y sociales, y que permitan conectar a las personas con lo que más quieren, en este caso sus mascotas” puntualizó Ligia Vega, vicepresidente Financiero y Administrativo de Automotores Toyota Colombia.

Sultán

Sultán en un perro criollito que desde cachorro vivió en el campo. Solía perseguir motos en la carretera y un siniestro causó que perdiera la movilidad de sus patas traseras. Nunca recibió atención médica adecuada. Cada día era más difícil desplazarse por lo que se vio obligado a empujar su tronco con sus patas delanteras causándose lesiones y raspaduras por el contacto con el pavimento, una práctica muy común en perritos con este tipo de limitaciones.

Sultán fue acogido en un refugio canino después de este accidente y es reconocido por su pañoleta roja, allí fue donde recibió su silla de ruedas. La primera vez que la uso, no dudó en correr hacia sus amigos para mostrarles que podía caminar de nuevo y en su semblante parecía que estuviera sonriendo.

Milo

Milo es un cachorro que fue abandonado en la vía. Nació con su columna desviada y con dificultad para mantener el equilibrio por mucho tiempo. A diferencia de su amigo Sultán, Milo puede mover sus patitas traseras y delanteras. Aunque tiene toda la energía de la juventud, le teme a lo desconocido. Por eso, con las orejitas caídas y su pañoleta azul recibió su silla de ruedas tomándose varios minutos para avanzar pues esta era una experiencia que jamás había vivido.  A paso sigiloso y pausado empezó a caminar para perseguir sus galletas favoritas y entre más camino recorría se veía su progreso. Al final, no quería dejar de moverse y no paraba de mover su colita de lado a lado.

Lolita

La joven Lolita nació en las montañas de Cáqueza, allí un vehículo de carga la atropelló y afectó una de sus patas traseras causándole pérdida de movilidad. Fue trasladada a la veterinaria más cercana y con el tiempo aprendió a correr a pesar de su limitación. Lolita viajó hasta Bogotá donde una familia la acogió como hogar de transición. Cuando recibió su silla no podía mantenerse en un solo lugar, la emoción que sentía desbordaba su cuerpo delgado, y al probarla, no dudo ni un minuto en correr por todo el parque.

Mía

Mía es la matriarca del refugio donde vive, se encarga de vigilar a todas las personas por la seguridad de sus compañeros de hogar. Es la más viejita y la más sabia de todos. Con los años su cadera se ha visto afectada y ha perdido fuerza en sus patas traseras y le cuesta trabajo caminar. Mía recibió su silla y abrumada por la mirada de todos, se quedó estática. A pesar de los diferentes incentivos que recibió para que caminará, se intentó quitar la silla en más de una ocasión. No obstante, en un rincón del patio, Mía tomó impulso en silencio y con paso seguro empezó a modelar su nueva adquisición por toda la casa.

Lucas

Lucas es un perrito Pug que fue encontrado en medio del basurero del barrio en año nuevo. Una familia lo recogió y no saben con exactitud como llegó a este lugar. Lo trasladaron a la veterinaria porque no podía ponerse de pie, y al llegar, confirmaron que Lucas había sufrido un accidente hace un par de días y sus patas traseras no tenía la fuerza suficiente para caminar. Desde hace un par de años, vive con esta familia en el noroccidente de la ciudad. Lucas no contuvo su alegría y al mejor estilo, se acomodó en su silla, y arrancó sin frenar ante ningún obstáculo. “Para todo el equipo Toyota aportar a la calidad de vida de cada uno de estos perritos, es fuente de inspiración que nos transmite un sentimiento <<waku-doki>> para seguir trabajando por una movilidad incluyente con todos los seres que habitan en la tierra. Es por eso que, trabajamos bajo el principio de respeto por todos los actores que nos acompañan en la vía y que nos motiva a mejorar. Esta labor es un paso al desarrollo de una movilidad que soñamos para Colombia” afirmó, Dino Tanaka, presidente de Automotores Toyota Colombia.