La contaminación sonora en las ciudades es una realidad cotidiana para millones de personas en Colombia, y aunque parezca normal, alcanza volúmenes excesivos que comprometen nuestra salud. Muchas personas no son conscientes de cómo impacta y afecta su bienestar, ya que los daños que causa se presentan de manera gradual. Los problemas relacionados con la contaminación acústica pueden incluir enfermedades relacionadas con el estrés, hipertensión arterial, interferencia en el habla, interrupción del sueño y pérdida de productividad. Además, la exposición prolongada a niveles de ruido elevados puede provocar una pérdida de audición irreversible inducida por el ruido.
¿Cuáles son las principales fuentes de ruido en una ciudad?
Según el reciente informe de la Red de Ciudades Cómo Vamos, realizado en múltiples ciudades de Colombia como Bogotá, Medellín, Barranquilla y otras, el 54% de los encuestados en las ciudades están insatisfechos con el ruido. Entre las muchas fuentes que afectan a la salud auditiva, éstas son las principales:
El tráfico: El ruido generado por motores y bocinas contribuye significativamente a la contaminación acústica de la ciudad. Esto es especialmente cierto en los barrios cercanos a los aeropuertos, donde los aviones pueden contribuir drásticamente a la contaminación acústica.
Industria: Los altos niveles de ruido ocupacional son un problema en todas las regiones del mundo. Los trabajadores de la construcción naval, las fuerzas armadas, la industria de la ingeniería, la fabricación, la edificación y la construcción, las fundiciones de madera, la minería, la industria alimentaria y de bebidas, la agricultura y el ocio son los más expuestos a niveles sonoros elevados.
Entornos recreativos: También existe riesgo de pérdida de audición cuando las personas se exponen a niveles sonoros elevados en entornos recreativos. Actividades de ocio ruidosas. La escucha prolongada de música a alto volumen a través de dispositivos de audio personales (es decir, reproductores de música personales utilizados con auriculares/audífonos) también aumenta el riesgo de pérdida de audición. Los oyentes que utilizan habitualmente dispositivos de audio portátiles pueden exponerse al mismo nivel de sonido en 15 minutos de música a 100 dB que el que recibiría un trabajador industrial en una jornada de 8 horas a 85 dB.
Cómo proteger nuestra audición.
Lorena Romero, audióloga y Gerente Comercial de GAES Colombia dice: «Aunque el ruido urbano es inevitable, podemos tomar medidas proactivas para proteger nuestra audición. Con las precauciones adecuadas -como protectores auditivos y hábitos saludables- podemos reducir significativamente su impacto en nuestro bienestar.»
La contaminación acústica es una realidad, pero se puede contrarrestar eficazmente con los cuidados y precauciones adecuados. He aquí algunas formas sencillas de proteger nuestra audición, compartidas por expertos de GAES:
Limite la exposición: utilice tapones antirruido o auriculares en ambientes ruidosos. Los conciertos, discotecas, pubs y restaurantes pueden llegar a ser excesivamente ruidosos, sobre todo cuando están muy concurridos. Cuando sea posible, salga, tómese un respiro y deje que sus oídos descansen.
Regular el volumen: Es importante controlar el nivel sonoro de los aparatos electrónicos que se utilizan a diario. El volumen máximo no debe superar el 60% de las capacidades del aparato, y deben hacerse pausas al menos cada 60 minutos de exposición para minimizar el riesgo de daños auditivos.
Hágase pruebas de audición periódicas: La prevención es la clave. Los expertos recomiendan someterse a una evaluación auditiva al menos una vez al año. Esto permite detectar precozmente posibles problemas auditivos y prevenir su progresión.
No podemos evitar que las ciudades sean ruidosas, pero podemos tomar medidas para protegernos. Y, de hecho, son pasos fáciles: al fin y al cabo, sólo requieren un poco de atención y tiempo, pero contribuirán en gran medida a preservar nuestra salud auditiva a largo plazo y nos ayudarán a disfrutar de todas las emociones del sonido.