Según la ACFE(Asociación de Certificadores de Fraude en Estados Unidos), el tiempo promedio que tarda una organización en el mundo en descubrir un fraude es de 18 meses. Incluso, hay casos en los que nunca los detectan porque no se tienen los sistemas o soluciones para ello.
Esta asociación, que es la mayor fuente de información y análisis en torno a fraudes en el mundo, calcula que las pérdidas por temas de fraude superan los 3.500 millones de dólares a nivel global. Más o menos un 5% de todos los ingresos que hacen las empresas en un año, se pierden por temas de fraude, según la entidad.
“Vivimos una época en la que la convergencia tecnológica también ha llegado a los emporios criminales, difuminando las barreras entre el lavado de dinero, el fraude y la ciberdelincuencia. Lo positivo es que cada vez más se recurre a la tecnología para tratar de controlar estos fenómenos”, destaca Robson Ohosaku, especialista en Prevención de Fraude y PLD de SAS Latinoamérica, y uno de los participantes de Fraud Revolution 2023, evento enfocado en identificar y prevenir los nuevos métodos de fraude y delitos financieros a través de expertos reunidos de diversas industrias y países en Latinoamérica.
Enfrentando la transformación digital de los defraudadores
El fraude es un problema de alto impacto para las organizaciones. Solo en 2022, el FBI reportó pérdidas de más de 10.000 millones de dólares asociadas a fraudes en línea. Sin embargo, este crecimiento es apenas una arista de un problema mayor, porque las industrias delincuenciales asociadas a otras actividades de fraude y lavado de activos también se han digitalizado, lo que trae nuevos desafíos para las soluciones tecnológicas especializadas.
“Lo que estamos viendo es que los defraudadores también adelantan su propia transformación digital, innovando para mal con la creación de nuevas modalidades de
fraudes”, explica Ohosaku.
“Ante este panorama, las empresas están ante la necesidad de adoptar un enfoque integral que combine controles técnicos, gestión de riesgos y cumplimiento de procesos entre diferentes partes de la organización para poder enfrentar a los defraudadores. Para ello, se deben eliminar los silos de información y fomentar una cultura de colaboración entre los diferentes departamentos de la empresa”, agregó el especialista.
Hoy en día, las soluciones convergentes basadas en el aprovechamiento de los datos a través de analítica e inteligencia artificial buscan atraer personas e información para trabajar de manera conjunta, integrando casos conocidos de fraudes, manuales de operación y posibles vulnerabilidades. Además, se incluye la implementación de sistemas automatizados de clasificación (triage) con políticas comunes que permitan una automatización y orquestación de recursos desde diferentes fuentes.
Las soluciones actuales contra el fraude habilitan además monitoreos holísticos con estrategias de inteligencia artificial y aprendizaje automático, así como metodologías comunes basadas en gobernanza de datos para tener una imagen transversal y transparente de la situación y nivel de exposición de una organización.
Inteligencia analítica y seguridad desde la innovación
Robson también menciona de manera especial el Security-by-Design como otras de las tendencias que más impacto estarán generando en las organizaciones en el 2023 en lo relacionado con la prevención de fraudes.
“Imaginemos que hasta ahora las áreas de innovación y de productos o las encargadas de lanzar nuevos servicios los presentaban y luego se pensaba en cómo reducir los fraudes asociados a esos nuevos productos. El cambio y la tendencia fuerte es que ahora la mentalidad de la seguridad ya se trabaja desde la creación y la concepción de los nuevos productos. La seguridad es un tema que ahora acompaña todo el proceso de inicio: está presente en la definición de la arquitectura de desarrollo, en la definición de procesos, el establecimiento de políticas y en la funcionalidad de los productos o servicios. No solo se aumenta la seguridad y se previenen mejor los fraudes incorporando además la inteligencia analítica desde el comienzo de los procesos, sino que también se optimizan los recursos y procesos dedicados a estas tareas”, concluyó Robson.
En conclusión, las empresas están en mora de adoptar un enfoque integral para enfrentar los desafíos que plantea la convergencia tecnológica en el ámbito del fraude y la ciberdelincuencia. Es necesario fomentar una cultura de colaboración y adoptar soluciones convergentes y analíticas como las que SAS impulsa que permitan una integración efectiva entre los diferentes departamentos de la empresa.