La anestesia es una parte esencial de cualquier procedimiento quirúrgico, pero para muchas personas sigue siendo una fuente de ansiedad y preocupación. Entender qué implica la anestesia y cómo prepararse adecuadamente puede marcar una gran diferencia en la seguridad y el éxito de una cirugía. Para ofrecer una visión más clara sobre este tema, hemos consultado a la Dra. Paula Camila Murcia Jaramillo, anestesióloga, Jefe de Anestesia y Quirófanos de la Clínica del Country y Clínica La Colina, quien ha compartido valiosas recomendaciones para los pacientes.
1. La importancia de la valoración preanestésica: preparación personalizada
Una de las primeras y más importantes recomendaciones de los anestesiólogos es la realización de una evaluación preanestésica. Esta valoración es clave para identificar los riesgos específicos de cada paciente antes de la cirugía y determinar el tipo de anestesia más adecuado. Según la Dra. Murcia, «la valoración para anestesia no es una prueba de alergia a la anestesia, sino una historia clínica completa enfocada en las enfermedades asociadas que aumentan los riesgos del procedimiento»
Durante esta evaluación, se revisa el historial médico del paciente, incluyendo enfermedades pre existentes tales como, condiciones cardiovasculares (hipertensión, enfermedad coronaria, arritmias cardiacas), pulmonares, endocrinas como diabetes o hipotiroidismo, entre otros. Además, se tiene en cuenta la capacidad y tolerancia al ejercicio. Los antecedentes familiares o personales de complicaciones anestésicas también son factores críticos para la administración segura de la misma.
2. El ayuno: una de las claves más importantes para evitar complicaciones
Uno de los aspectos más mencionados en la preparación para la anestesia es el ayuno previo a la cirugía. Esto es especialmente importante para evitar una de las complicaciones más serias llamada broncoaspiración; que ocurre cuando el contenido del estómago ingresa a los pulmones durante la anestesia. Esta situación, aunque poco frecuente, puede tener consecuencias muy graves.
La Dra. Paula Murcia explicó que “la duración del ayuno varía según el tipo de cirugía y el estado de salud del paciente, pero en general, se recomienda un ayuno de seis horas para alimentos sólidos ligeros (como galletas de soda, tostadas, no lacteos) y de ocho horas para comidas más pesadas. Para algunos pacientes, como los diabéticos o las mujeres embarazadas, este periodo puede ser mayor debido a la naturaleza de su metabolismo.”
Además, en ciertos casos se permite el consumo de líquidos claros hasta dos horas antes del procedimiento, pero siempre bajo la supervisión del equipo médico. «Todo depende del tipo de cirugía que se vaya a realizar y de las características individuales del paciente» afirmó la Jefe de Anestesia y Quirófanos de la Clínica del Country y Clínica La Colina. En cualquier escenario es importante seguir las indicaciones de su anestesiólogo, que pueden varios según su condición médica y los protocolos de cada institución.
3. Otros preparativos clave: dejar el cigarrillo y el alcohol
Dejar de fumar es fundamental, ya que el cigarrillo aumenta considerablemente los riesgos anestésicos y quirúrgicos, como complicaciones pulmonares, cardiacas y de la cicatrización de las heridas y consolidación de fracturas, por lo que la evidencia médica recomienda si se busca disminuir cada una de las anteriores complicaciones, dejar de fumar idealmente al menos 4 a 8 semanas antes de la cirugía, pero si su cirugía es prioritaria y se agendó con menos de 8 semanas de tiempo, entre más tiempo de suspensión del cigarrillo mayor el beneficio, y tiempos como 24 a 48 horas también marcan una diferencia. Asimismo, el consumo de alcohol debe evitarse al menos 48 horas, idealmente 1 a 2 semanas antes de una cirugía, con mayores beneficios y disminución de riesgo entre mayor sea el tiempo de cese, ya que también se asocia a más complicaciones cardiopulmonares y mayor riesgo de infección de la herida, y puede interferir con el metabolismo de los medicamentos anestésicos y aumentar el riesgo de complicaciones durante y después de la cirugía.
4. Comunicación con el anestesiólogo y estado de salud antes de la cirugía
Es fundamental que los pacientes informen cualquier síntoma de enfermedad aguda, como gripa o infecciones, antes de la cirugía, ya que estas condiciones pueden aumentar los riesgos anestésicos y complicaciones como problemas respiratorios o cardiovasculares. En estos casos, los especialistas recomiendan posponer el procedimiento en la medida de lo posible, hasta que el paciente se recupere para garantizar su seguridad durante la operación.
Además, mantener una comunicación abierta con el anestesiólogo es esencial para dar tranquilidad y resolver inquietudes. Durante la valoración preanestésica, los pacientes pueden aclarar dudas y recibir las indicaciones necesarias para minimizar riesgos.
6. Los avances en la tecnología anestésica
La anestesiología ha avanzado enormemente en las últimas décadas, mejorando tanto la seguridad como la comodidad del paciente durante y después de la cirugía. Hoy en día, los medicamentos anestésicos se metabolizan mucho más rápido, lo que permite un control más preciso sobre la duración de la anestesia y la rapidez con la que el paciente se despierta. La posibilidad de monitorizar de manera continua y precisa las constantes vitales del paciente ha revolucionado la seguridad anestésica, permitiendo intervenciones menos invasivas y con menos efectos secundarios.
En cuanto a la anestesia regional, la utilización de ecografías para guiar las punciones ha mejorado significativamente la precisión y la seguridad de los procedimientos, permitiendo una administración más eficaz y segura de las dosis anestésicas.
Finalmente, la Dra. Paula Murcia de la Clínica del Country y Clínica La Colina, recomienda a los pacientes prepararse adecuadamente y seguir las recomendaciones del equipo médico pues es clave para minimizar riesgos y garantizar una experiencia quirúrgica exitosa. Desde el ayuno hasta dejar de fumar, pasando por una comunicación abierta con el anestesiólogo, los pacientes pueden tomar medidas concretas para asegurar su bienestar antes, durante y después de la cirugía. Gracias a estas prácticas y avances científicos, hoy en día la tasa de complicaciones graves por anestesia es muy reducida, se estima que sólo 1 de cada 250.000 pacientes sanos podrían tener una complicación mayor.