Recientemente, la Alcaldía Mayor de Bogotá dio a conocer los avances del proyecto más ambicioso de la ciudad: El Sistema de transporte público Metro. De acuerdo con la administración, ya se han ejecutado más del 30% de las obras de la primera línea, las cuales finalizarán en el año 2028. Una buena noticia para la ciudad, en cuento mejorará la calidad de vida de sus habitantes. Por otro lado, la licitación de la segunda línea de metro para la ciudad de Bogotá avanza con 4 empresas preseleccionadas y diseños subterráneos, lo que implica un desafío aún mayor para el proyecto en cuanto a necesidades de adaptación tecnológica.
El desarrollo de sistemas de transporte urbanos de alta capacidad como el metro, es fundamental para impulsar tanto el crecimiento económico como social de las ciudades. Estas infraestructuras no solo mejoran la movilidad urbana, reduciendo la congestión y los tiempos de viaje, sino que también facilitan el acceso a oportunidades laborales, educativas y recreativas para todos los ciudadanos. Además, fomentan la sostenibilidad al reducir las emisiones de carbono y promover un entorno urbano más habitable y saludable.
La experiencia del Metro de Medellín respalda esta afirmación. Con una capacidad para movilizar a casi 800.000 personas al día a una velocidad media de 37 km/h en promedio, este sistema es uno de los ejes que garantizan la operatividad de la segunda ciudad más grande de Colombia. Su legado no solo se refleja en cifras, sino también en la cohesión social y la revitalización urbana que ha impulsado en su entorno.
Este proyecto, así como gran parte de los que ya están funcionando en todo el mundo, enfrentan diferentes retos. No solo se trata de garantizar un servicio continuo que satisfaga las crecientes necesidades de movilidad de la población, sino que también deben cumplir con unas exigencias ambientales y de sostenibilidad cada vez más estrictas.
Según la Agencia Internacional de Energía, para alcanzar la meta de neutralidad de emisiones para el año 2025, los sistemas de transporte urbano deben reducir sus emisiones en un 6% anual. Para esto, es necesario minimizar los indicadores de emisiones de Alcance 3, las cuales representan el 70% de la huella de carbono de la totalidad de las empresas. Una tarea monumental que requiere una transformación profunda en la manera en que se concibe y gestiona el transporte público.
El desarrollo de sistemas de transporte masivo integrados se convierte en una prioridad crucial. La coexistencia de sistemas de metro y buses eléctricos no solo ofrece una solución efectiva para la movilidad urbana, sino que también desempeña un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático. Al integrar estas opciones de transporte, no solo se mejora la eficiencia y la accesibilidad, sino que también se reduce significativamente el impacto ambiental al mitigar las emisiones de carbono y promover un aire más limpio en nuestras ciudades.
“La combinación de sistemas de metro y buses eléctricos no solo ofrece una solución práctica para el transporte urbano, sino que también refleja un compromiso con la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. Al aprovechar tecnologías limpias y eficientes, podemos avanzar hacia un futuro más verde y habitable para las generaciones futuras. Es hora de invertir en sistemas de transporte masivo que no solo nos lleven de un lugar a otro, sino que también nos conduzcan hacia un futuro más sostenible y equitativo para todos” afirma Andrés Díaz, Director de Power Systems NAC, de Schneider Electric.
Descarbonizando la industria de trenes
La necesidad de reducir las emisiones en los procesos industriales se hace cada vez más palpable. Una situación que no es ajena al sector ferroviario. Hoy, la descarbonización de los sistemas de trenes no solo es una necesidad, sino un imperativo para mitigar el impacto ambiental. Frente a este propósito es necesario que desde la misma industria se tomen alternativas – algunas de estas apoyadas en la tecnología – para mitigar su impacto ambiental.
En este contexto, algunas iniciativas de economía circular se consolidan como los ejes que impulsan la transformación del sector. Schneider Electric, como pionero en este campo, lidera este camino con una serie de iniciativas concretas.
“Las acciones desarrolladas por Schneider Electric para la transformación de la industria evidencian un alto compromiso genuino con la descarbonización. Entre 2017 y 2021, estos esfuerzos se tradujeron en una importante disminución de las emisiones equivalentes a 83,6 millones de toneladas de CO2. Ahora, la empresa se ha fijado una meta aún más ambiciosa: aspira a alcanzar un ahorro de 800 millones de toneladas de CO2 para el año 2025” completa Díaz.
Una solución que ofrece una respuesta a los desafíos de sostenibilidad en el sector ferroviario es EcoFit, la cual se caracteriza por tener un gran enfoque hacia la circularidad, abordando no solo la eficiencia operativa, sino también el impacto medioambiental de las operaciones ferroviarias. EcoFit se ha diseñado con la premisa de maximizar la vida útil de los recursos y minimizar el desperdicio mediante la implementación de estrategias inteligentes y sostenibles.
Una de las características más destacadas de EcoFit es su capacidad para integrar atributos circulares en la gestión de activos ferroviarios. Por ejemplo, la práctica de reemplazar piezas individuales en lugar de equipos completos no solo reduce los costos operativos, sino que también extiende la vida útil de los componentes hasta en un 25%. En ese sentido, EcoFit se posiciona como una solución integral que no solo impulsa la eficiencia económica, sino que también promueve la resiliencia ambiental en la industria ferroviaria.
Por otro lado, el concepto de EcoDiseño es fundamental en esta visión. A través de la etiqueta Green Premium, Schneider Electric ofrece productos más sostenibles, integrando criterios de reparabilidad y diseño ecológico. Estas iniciativas tienen como objetivo aumentar el contenido de materiales verdes en los productos, un paso crucial hacia el objetivo de alcanzar el 50% de contenido reciclado para 2025.
Para hacer más eficiente y sostenible la operación del sector ferroviario, es fundamental implementar servicios de Devolución al Final de Uso (Take-back service at end of use). Esto implica definir estrategias de reciclaje específicas para cada pieza de equipamiento y activos del proceso ferroviario, asegurando que estos se utilicen de manera óptima y se minimice el impacto ambiental.
Para esto, el establecer una red de socios de reciclaje con capacidad para realizar el desmontaje de los equipos, permitirá recuperar materiales y componentes valiosos, como el gas SF6, los cuales pueden ser procesados de manera responsable, contribuyendo así a la circularidad de los recursos y reduciendo la dependencia de recursos primarios.
Esta iniciativa no solo beneficia al medio ambiente al reducir la necesidad de nuevos recursos, sino que también mejora la eficiencia operativa del sector ferroviario al optimizar el uso de sus activos y alentar la adopción de prácticas más responsables a lo largo de todo el ciclo de vida de los equipos.
Si bien los trenes y ferrocarriles son una de las formas más eficientes para el transporte de personas y mercancías, es necesario que reduzcan significativamente su huella de carbono. Al priorizar la circularidad de los recursos y promover prácticas más sostenibles en su cadena de suministro, no solo se contribuye a la protección del medio ambiente, sino que también se impulsa la eficiencia operativa y se avanza hacia un futuro más limpio y sostenible.