El 2024 será recordado como un año crítico en la lucha contra el cambio climático. Un periodo en el que se incrementaron significativamente las emisiones globales de dióxido de carbono. Según el informe Global Carbon Budget 2024, este indicador llegó a las 41.600 millones de toneladas, superando las 40.600 millones del año anterior. Una cifra jamás registrada.
El aumento del 0,8% en las emisiones resalta cómo la deforestación continúa siendo un factor clave en la degradación ambiental, agravando la pérdida de biodiversidad y acelerando el cambio climático. Estos hechos evidencian la necesidad urgente de implementar estrategias sostenibles para proteger los ecosistemas forestales.
Este panorama subraya una verdad ineludible: el planeta ya sobrepasó su límite de 1,5 grados Celsius de aumento en la temperatura global, establecido en el Acuerdo de París como el umbral para evitar impactos climáticos irreversibles. Si esto sigue en crecimiento y no se toman medidas urgentes, eventos como el aumento del nivel del mar, olas de calor extremas y una pérdida significativa de biodiversidad se volverán cada vez más comunes.
El 2024 también evidenció la importancia de esfuerzos globales y locales para mitigar el cambio climático. A nivel empresarial, muchas organizaciones dieron pasos importantes hacia la descarbonización de sus operaciones. Schneider Electric, por ejemplo, consolidó su liderazgo en sostenibilidad al mantener que sus plantas en Bogotá y Funza (y Innova) alcanzaran la certificación Zero CO₂, con la regulación de la ISO 14064-1, validando la gestión responsable de sus emisiones alineados con la estrategía de sostenibilidad Net Zero ready que a 2050 SE debe estar descarbonizado. Estas plantas y site operaron con energía 100% renovable, utilizando sistemas digitales avanzados que optimizan el uso de recursos y minimizan su impacto ambiental.
«El 2024 nos recordó que, aunque el camino hacia la sostenibilidad es complejo, es posible avanzar con acciones concretas que generen un impacto real en el medio ambiente. En ese propósito, cada esfuerzo cuenta, y la combinación de innovación tecnológica y compromiso social será clave para construir un futuro más resiliente” afirma Javier Ortiz, Presidente del Clúster Andino de Schneider Electric.
Las empresas tienen un rol fundamental en la lucha contra el cambio climático, y existen acciones clave que pueden tomar para reducir su huella de carbono. Una de ellas es priorizar la transición energética adoptando fuentes renovables como la solar o eólica para alimentar sus operaciones.
Otra acción crítica es invertir en la digitalización de procesos mediante soluciones que optimicen el uso de energía, reduzcan desperdicios y permitan un monitoreo continuo de las emisiones. Finalmente, fomentar una cadena de suministro sostenible, eligiendo y apoyando desde la expertise de SE a proveedores con prácticas ambientales responsables, puede tener un impacto significativo en la reducción del CO₂.
“El desafío es grande, pero no insuperable. Lo importante es entender que cada acción, por pequeña que parezca, contribuye a cambiar la trayectoria del planeta. En Schneider Electric estamos comprometidos a liderar este cambio e inspirar a otros a sumarse a esta causa global” concluye Ortiz.
El Día de la Reducción de CO₂, celebrado anualmente, es un recordatorio de que la responsabilidad no recae solo en los gobiernos o las empresas, sino también en los ciudadanos. Durante el 2024, se enfatizó la necesidad de reducir el consumo de combustibles fósiles, apostar por las energías renovables, electrificar el transporte, conservar los ecosistemas y adoptar hábitos más responsables como el reciclaje y la disminución del desperdicio. Desde Schneider Electric, motivan y aportan a la compensación de la huella de carbono en conjunto con sus empleados, gobiernos y colaboradores a través de iniciativas como Zero Carbon Home (ZCH), demostrando que el cambio comienza con la acción colectiva.
Aunque el 2024 dejó en evidencia que aún queda mucho por hacer, también mostró que las soluciones existen y que la acción conjunta es la clave. La reducción de CO₂ no es solo una meta ambiental, sino una necesidad urgente para garantizar un planeta habitable para las futuras generaciones. Actuar ahora es la única forma de responder al llamado del cambio climático y cerrar la brecha entre lo que se necesita hacer y lo que realmente estamos logrando.