La cirugía robótica ya no es el futuro: es el presente de la medicina en diversas especialidades en gran parte del mundo. Con la incorporación del robot da Vinci Xi, las intervenciones quirúrgicas urológicas han dado un salto cualitativo en el tratamiento de patologías complejas como el cáncer de próstata, cáncer de riñón, malformaciones congénitas y cirugías reconstructivas, con resultados clínicos sobresalientes. “Este equipo quirúrgico cambió la cirugía urológica en el mundo. En las publicaciones científicas cambió el escenario, porque se encuentra poco de cirugía laparoscópica o abierta, sino cirugía robótica”, afirma el Dr. Juan Camilo Ospina, jefe servicio de urología de la Clínica del Country.
¿Cómo funciona la cirugía robótica?
La cirugía robótica, como la que se realiza con el sistema da Vinci Xi, no reemplaza al cirujano, sino que amplifica su capacidad técnica mediante instrumentos asistidos por tecnología de alta precisión. A diferencia de lo que algunas personas imaginan, el robot no opera solo ni toma decisiones propias. Todo el procedimiento está completamente controlado por el cirujano en tiempo real desde una consola.
Mayor precisión y funcionalidad en tratamiento por cáncer de próstata
La prostatectomía radical que es la extirpación de la próstata por cáncer, tradicionalmente considerada un reto quirúrgico por los riesgos funcionales que implica, ha encontrado en la cirugía asistida por robot un aliado poderoso, pues se ha convertido en la opción más indicada para el tratamiento del cáncer de próstata porque permite una intervención de alta precisión que preserva estructuras vitales como los nervios de la erección y el esfínter urinario, lo que se traduce en una mejor recuperación de la función sexual y la continencia. Sumado a esto, se ha logrado consolidar una experiencia quirúrgica robusta gracias a la llamada pentafecta que son los cinco criterios que indican una buena evolución posquirúrgica: control oncológico, continencia, potencia sexual, ausencia de complicaciones y márgenes quirúrgicos negativos, es decir, sin tumor.
Según el Dr. Ospina, el da Vinci Xi “ayuda a curar la enfermedad localizada, para hacer la cirugía más sencilla y cómoda, con mejor visión que permite de una forma más delicada cuidar los órganos que están alrededor”. Todo esto, sin comprometer el control oncológico, que se mantiene equivalente al de otras técnicas, pero con una clara ventaja en calidad de vida para el paciente.
Nefrectomías parciales: precisión que preserva el riñón
La cirugía robótica beneficia significativamente el tratamiento del cáncer de riñón, especialmente cuando la enfermedad está localizada y permite una nefrectomía parcial (resección del tumor sin retirar completamente el riñón). Los beneficios específicos son:
- Mayor precisión en la disección del tumor:
La tecnología robótica ofrece una visión ampliada y una mayor maniobrabilidad, lo que facilita una resección más precisa del tumor y minimiza el daño al tejido sano. - Reconstrucción más rápida y efectiva del órgano:
Durante la intervención, es necesario interrumpir temporalmente la circulación del riñón (por unos 20 a 25 minutos) para extirpar el tumor y reconstruir el órgano. La cirugía robótica acelera este proceso, reduciendo el riesgo de daño por isquemia (falta de riego sanguíneo). - Menor riesgo de complicaciones:
Al facilitar una reconstrucción más segura (control del sangrado y cierre adecuado de posibles fugas urinarias), se reducen las complicaciones postoperatorias.
Reconstrucciones pediátricas y por trauma: nuevos horizontes
La tecnología robótica también ha abierto camino en la urología pediátrica y reconstructiva. Desde niños con malformaciones hasta adultos con secuelas de trauma, las posibilidades terapéuticas se amplían gracias a la precisión y delicadeza que ofrece el sistema da Vinci Xi. Recientemente, en la Clínica del Country se realizó por primera vez una pieloplastia laparoscópica asistida por robot en un bebé menor de un año, utilizando el sistema da Vinci Xi. El paciente había sido diagnosticado con hidronefrosis congénita, una alteración que se presenta cuando, durante el desarrollo fetal, las estructuras del riñón no se ensamblan correctamente, lo que genera obstrucción y dilatación de la vía urinaria. “En urología pediátrica, niños que nacen con defectos anatómicos, estrechez de la salida del riñón o niños que hacen reflujo, es decir, que se les devuelve la orina a la vejiga y hacen infecciones, se puede hacer por cirugía robótica”, afirma el Dr. Juan Camilo Ospina.
En adultos, el uso del da Vinci Xi también ha mostrado excelentes resultados en reconstrucciones por trauma urológico: trauma vesical, ureteral o renal y otras condiciones que requieren alta precisión quirúrgica, disecciones más delicadas y precisas. Como lo afirma el doctor Ospina “Hay otro tipo de reapariciones en urología reconstructiva, por ejemplo, secuelas de traumas, donde toca reconstruir vejiga, uréter, riñón. Así como realizar ascenso del piso pélvico. La cirugía asistida por robot, tiene muy buenos resultados”.
La precisión milimétrica del robot, sumada a su capacidad para operar en espacios anatómicos reducidos, ha permitido realizar procedimientos complejos con menores tasas de complicaciones y mejor recuperación postoperatoria.
Una tecnología que exige preparación y coordinación
La implementación de la cirugía robótica en urología no solo implica la incorporación de tecnología avanzada, sino también un proceso riguroso de formación del equipo humano que lo manipula, es necesario que todos los integrantes del equipo quirúrgico (desde los urólogos hasta el personal de enfermería, instrumentadores, anestesiólogos y apoyo en sala) reciban entrenamiento especializado, como el que ha recibido el personal clínico y asistencial de la clínica.
La incorporación del da Vinci Xi no solo eleva los estándares médicos, sino que redefine lo que los pacientes pueden esperar de una intervención quirúrgica: menos dolor, recuperación más rápida y mejores resultados funcionales.