Un concepto que ganó fuerza a partir de la década de 1990, la sustentabilidad asume una importancia cada vez mayor en la imaginación del consumidor. Una encuesta difundida a finales del año pasado por KPMG, que escuchó a 30.000 personas de 11 países, señaló que el concepto ha cambiado los hábitos de consumo.
Según una encuesta, alrededor del 85% de los consumidores en el mundo han realizado cambios en su estilo de vida y comportamientos para ser más sostenibles. Otro dato importante es que el 76% de los encuestados calificaron la protección del medio ambiente como más importante que una economía en crecimiento. Pero, ¿es posible unir negocio y sostenibilidad?
Con el objetivo de fomentar la sustentabilidad en la cadena productiva del calzado, no solo en su pilar ambiental, sino también en la gestión económica, social, cultural y de sustentabilidad, la Asociación Brasileña de las Industrias del Calzado (Abicalçados) y la Asociación Brasileña de Empresas de Componentes de Cuero, Calzado y Artefactos (Assintecal) crearon el sello Origen Sostenible, única certificación ESG (Environmental, Social, and Corporate Governance) para la industria del calzado en el mundo. Actualmente cuenta con más de 90 empresas de calzado participantes y proveedores de materia prima.
El Gerente de Proyectos de Abicalçados, Cristian Schlindwein, destaca que entre 2021 y 2022 el programa creció más del 75% en las empresas certificadas, número que deberá seguir creciendo en los próximos años. “La sostenibilidad es un requisito del consumidor. Las empresas que no adapten los procesos productivos para ser más responsables ambiental, económica y socialmente no sobrevivirán en el mercado. Vivimos una nueva era y las empresas están más atentas y preocupadas por esto, no solo por el planeta, sino por los negocios”, señala.
Una encuesta realizada por Abicalçados en 2021 señala que el sector del calzado brasileño está dando grandes pasos para volverse cada vez más sostenible, pero que hay camino por recorrer. Esta encuesta muestra que el 87% de las empresas del sector cuentan con una labor de disposición ambientalmente adecuada de los residuos de forma total o parcial, el 73% realiza el control de sustancias restringidas y el 48% consume energía limpia de fuentes renovables. “Tenemos una de las industrias más sostenibles del planeta y necesitamos comunicárselo al mercado. Origen Sostenible vino a ayudar en esta tarea con todos los actores del mercado nacional e internacional”, enfatiza Schlindwein, destacando las ganancias de imagen que brinda la certificación.
Son muchos los ejemplos de empresas del sector del calzado que trabajan la sostenibilidad de forma continuada. Una de ellas es Bibi, una empresa de calzado infantil, certificada en la máxima categoría de Origen Sostenible (Diamante, con más del 80% de los indicadores de sostenibilidad alcanzados). Bibi emplea directamente a más de 1.200 personas que producen, anualmente, 2,5 millones de pares que abastecen el mercado nacional y de más de 70 países. El coordinador de sustentabilidad de la empresa, Anderson Alves separa las acciones de sustentabilidad en tres pilares principales: ambiental, social y económico.
Según él, en la primera área, énfasis en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, se esfuerza por reciclar y reutilizar los residuos generados en el proceso productivo. Al final de un proceso de producción sostenible, Bibi presenta zapatos para niños con materiales 100% no tóxicos. En este sentido, se realizan acciones con foco en el desarrollo y seguimiento de más de 100 proveedores, para que todo el calzado sea producido con materiales libres de sustancias tóxicas, lo que hace que la empresa, en un ámbito global, pueda prospectar y consolidar en mercados que se posicionan con un grado muy alto de exigencia en cuanto a principios de sostenibilidad.
Calçados Pegada, es otro gigante del sector de calzado brasileño que recibió la certificación Diamante de Origen Sostenible. Gabriel Ranft, Gerente administrativo, destaca que el Origen Sostenible dio vida y una nueva identidad a la forma en que Pegada y sus colaboradores entienden el tema de la sostenibilidad, abriendo horizontes culturales. “Las principales acciones y beneficios fueron la creación de un núcleo de trabajo multidisciplinario, siendo el principal beneficio para la organización el uso del Marco de Origen Sustentable para ordenar y formalizar asuntos que estaban sueltos en la empresa”, indica.
En el área ambiental, la empresa compensa el 22% de los envases utilizados en las ventas en Mato Grosso do Sul y São Paulo, y quiere expandirse a más estados brasileños en los próximos años. También redujo el uso de energía eléctrica a través de una mayor concientización de los empleados y ha venido dando preferencia al uso de fuentes renovables (eólica, solar, biomasa, etc.). Además de la reducción en el uso de combustibles fósiles, que entre 2020 y 2021 lo redujo en casi un 35%.
El grupo Ramarim, productor de zapatos de mujer, es otro ejemplo de sustentabilidad en la cadena brasileña de calzados. Certificada con el más alto nivel de Origen Sostenible en el pilar ambiental, la empresa envía el 100% de los residuos del proceso productivo a reciclaje o reutilización, 52% de los residuos se transforma en energía y 48% se recicla o reutiliza en el proceso de fabricación, transformándose en nuevos componentes para el calzado (plantillas, contrafuertes, capelladas, tacones y suelas), ya sean de piel o de material sintético. Además, en ese contexto, la empresa también pasó a reciclar solventes y pinturas, reduciendo en casi un 60% el consumo de estos productos en las unidades productivas.
Producto sostenible para el consumidor colombiano
Calzados de estas tres empresas ya se encuentran en Colombia y los consumidores colombianos ya tienen las diferentes propuestas a su alcance. Colombia es uno de los mercados más importantes para la moda de Brasil, y ocupa el sexto puesto en el ranking luego de Estados Unidos, Argentina, España, Francia e Italia. Al cierre de enero de 2023, para Colombia, se exportaron 192 mil pares, por los cuales se pagaron US$3,65 millones, con un incremento en dólares de +2,2% con respecto a enero del 2022.